miércoles, 23 de abril de 2008

ENTREVISTA CON JOSE ANTONIO ALONSO



MILITANCIA: 1973-1979, período de militancia en el Partido del Trabajo de España, PTE, que hasta 1975, se denominó Partido Comunista de España, internacional, PCE(i) .
1974, Delegado de curso en la Facultad de Económicas.
1975, Delegado de curso y de facultad. Como militante, miembro del Comité de Facultad y posteriormente, miembro del Comité de Universi¬dad.
1976, representante del PTE en la Junta Democrática.
1977, miembro del Comité de Madrid y del Subcomité ejecutivo del Comité de Madrid, del PTE. Posteriormente, miembro del Comité ejecutivo.
1977, tras la Conferencia de Unificación con el PCE(u), en abril, miembro del Comité ejecutivo y del Comité central del PTE, hasta la unión con la ORT.
1979, elegido miembro del Comité central del Partido de los Trabajado-res, PT, en el Congreso de Unificación con la ORT, hasta la disolución del partido.
Sus responsabilidades fueron principalmente tareas políticas: definición de las bases ideológicas, publicidad y propaganda en la campaña electoral de 1979 y miembro de las comisiones especiales para preparar las bases ideológicas, para la unión con el PCE(u) y con la ORT,
En la actualidad mantiene una opinión critica respecto a los partidos existentes y no milita en ninguno.
Profesión actual: Profesor de Estructura Económica de España, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid.
Esta entrevista se realizó con grabadora.
Los textos entre corchetes son indicaciones de la entrevistadora.


¿Conoces el primer período de la formación del PCE(i)?
José Antonio ALONSO: Sí. Yo tampoco sé mucho, aunque he conocido a gente que participó, porque uno de los núcleos fundadores estuvo en Barcelona, en Cataluña. Entonces, a través de gente que estuvo allí, en Cataluña, o que era catalán, conocí algo de sus orígenes que me parece que no fueron muy muy claros; supongo que habrá parte también de leyenda, leyenda negra, en la formación, pero vamos..., y además, en los grupos estos de izquierda radical, pues es muy fácil que haya continuas segregaciones y rupturas y tal; y entonces, también hay mucha historia de odios y de pasiones por medio ¿no?.
Yo, lo que sí sé, es que en un principio el PCE(i) era un partido, digamos, con una definición, sobre todo, basada en la radicalidad de sus planteamientos de lucha, con, incluso con..., en el que se daba acogida, incluso a planteamientos casi, digamos, trotskistas en cuanto a su concepción; incluso el nombre denuncia eso ¿no?, denota esto, de un planteamiento un tanto trotskista.
Yo cuando ya lo conocí, ya no se estaba en esa línea, se estaba en una línea mucho más, por identificar unas coordenadas, más en una línea promaoista y ya lo conocí así. De todos modos, yo creo que, aún a pesar de que normalmente se llamaba «chinos» al PCE(m-1), los del FRA.P ¿no?, pero también por derivación se extendía al PCE(i), incluso a la ORT, también. Pero.... yo creo que, aún a pesar de ser reconocida esa aportación, por lo menos mi visión: que yo nunca participé de planteamientos antitrotslástas, ni anti casi..., vamos, que no...: había después, cierta militancia entre los partidos comunistas chinos, contra la línea trotskista ¿no?, yo nunca participé de eso, pero tampoco creo que el PCE(i) fuese especialmente maoista, o sea, muy... como eran los, por ejemplo: PCE(m-1), o como incluso era la ORT, que era mucho más, de una definición ideológica mucho más calcada de lo que era el maoismo. Yo creo que el PCE(i) se mantenía en una línea donde se aceptaban esas aportaciones, pero de una forma un poco más..., menos purista, por decirlo de alguna forma.

strong>¿Qué razones motivaron el cambio de nombre en la Primera Conferencia, en febrero de 1975?

J.A.A.: Sí, yo todavía no estaba entonces en el Pleno del Comité central, no estaba en el Comité central en 1975, cuando se cambió el nombre. Yo era estudiante, creo, porque me acuerdo de..., no sé si fue cuando eso, al tiempo, fue al tiempo que se entró en la Junta. Yo sé que hubo dos decisiones o tres importantes en ese periodo y que yo no participé, yo participé recibiéndolas, pero no participé en su discusión, porque todavía era.... pues eso, miembro del Comité de Universidad seria. Y una fue la entrada en la Junta Democrática, a la que se había atacado en un principio, cuando se formó y que causó mucha controversia y mucho debate, al principio, con los militantes de base y el tema del cambio de nombre, ¡que ahora ya no recuerdo ni porqué era! el cambio de nombre, pero me imagino que por no identificar con el PCE, o algo así, seda una de las razones.

En la Revista, Hacia el socialismo, número 5, de febrero de 1975, se da cuenta del cambio de nombre y las razones que aduce son: evitar confusión en el trabajo práctico y para evitar la interpretación de carácter trotskista que el término «internacional» pudiera despertar, ¿es así?

J.A.A.: Sí, probablemente esas fueron las razones reales. ¿No crees que además, el PCE pidió el cambio de nombre?.
Núms. 122-124.
- J.A.A.: Yo lo desconozco, no te puedo decir que sí, ni que no. Pero me parece que es posible que fuese una estrategia activa por parte del PCE(i), más que se le obligase en ese momento, me da a mí la impresión, vamos. Pero tampoco lo sé con certeza.
¿Recuerdas si el cambio de nombre supuso también algún cambio en la ideología?Núms. 128-148.

J.A.A.: Yo no sé si en la ideología, yo en la ideología creo que, tal vez, los cambios se fueran produciendo más paulatinamente y posteriormente. Pero lo que sí, es de estrategia política, eso sí. Un cambio de estrategia política que fundamentalmente, a partir de ahí, yo creo que se pretende, digamos, no ser exclusivamente no hacer una labor exclusivamente
reactiva, de crítica frente a las fuerzas desde la izquierda o democráticas dominantes, sino participar en el esfuerzo de construcción de la democracia, para desde ese mismo proceso intentar, pues llevarlo más allá ¿no?, o acentuarlo, o darle más radicalidad a las conquistas democráticas, o lo que sea.
Ese cambio de estrategia política, yo creo que es un cambio de estrategia política clave, porque además, después va a condicionar muchas otras cosas: las formas de participación en las elecciones, que fueron formas de participación muy sinceras, en el sentido ¿no?, de que muy sinceras serían las de todos, pero quiero decir: muy sinceras en el sentido de aceptar que ese era un mecanismo de lucha política y que por tanto había que participar con todas las de la ley en ellas y W. Y esa misma estrategia política de abandonar la marginalidad, en el sentido que lo estoy diciendo, además nos diferenció de otros grupos, las Ligas y el propio MCE ¿no?,
que siguió una tendencia más aunque ellos también participaron en la Plataforma
Democrática, pero yo creo que su estrategia política siempre fue, en ese sentido, más distanciada que la nuestra. Yo creo que ese cambio político, sí fue importante.

Y después eso marcó también cambios ideológicos, ¿no?. Porque esa misma necesidad de presencia en la vida política... -y cambios en la estrategia sindical-, pues, yo creo que hicieron mucho más fácilmente asumibles, determinadas holguras en la definición ideológica del partido, que, en cambio, yo creo que si nos hubiésemos mantenido más marginados, tal vez, hubiese habido más resistencias.

¿Estarías de acuerdo en aceptar que a partir de 1975 el PTE se decide a influir en la vida política del país, aunque tenga que dejar atrás algunos principios revolucionarios?, ¿es consciente de esa opción de participar y de influir en la vida democrática?

- J.A.A.: Sí. Yo creo que por parte de la dirección, sí, sin duda y yo creo que, con bastante agilidad, eso se transmitió a las bases, ¡hombre! con un cierto margen de tiempo, lógicamente, para que fuese consecuente la cosa; pero yo creo que sí, por parte de la dirección, sí. Lo que no estoy tan seguro es que, si esto se plantease a la dirección que entonces tomó la decisión, -en la que yo no estaba-, admitirían que fuera a cambio de abandonar ciertos principios revolucionarrios, en el sentido de que, más bien de lo que se trataba y como se hizo la lectura entonces y la explicación y yo, por otra parte, creo que acertada -dentro de lo acertado entre comillas- ¿no?. En el sentido de que, más bien, era aplicar de forma creativa esos principios, más que abandonar algunos principios ¿no?. Es decir, la marginalidad, en realidad, era la consecuencia, más bien, de una estrategia política, o sea, de una forma de llevaz unos principios de forma equivocada a la estrategia política, mientras que esto era una forma más adecuada, más correcta, o como se quiera.

¿Por tanto, se admitía crear algo nuevo a partir de los principios, sin temor a perder la ortodoxia?.

- J.A.A.: Sí. Yo creo..., a mí la impresión que me produce con el tiempo y que lo viví en las dos unificaciones, en las que participé activamente, -en la definición, justamente, de los principios ideológicos-, es que al PTE le caracterizaba una posición muy flexible respecto a los
principios ¿no?, aún -después, si quieres, te comento en la unificación, problemas que
hubo-, pero Realmente, había una interpretación muy abierta, muy libre, de eso, y..., más
bien, incluso, yo creo que la radicalidad, o la pureza revolucionaria, que siempre está por ahí en los partidos estos, más que buscarla en los principios, en la definición de los principios, muchas veces se buscaba en la consecuencia en la acción política ¿no?. Es decir, que incluso, por ejemplo: por llevarlo a anécdotas, a la gente que se felicitaba era pues, normalmente, a los activistas que habían hecho una labor de activismo político, más que a que se hubiesen mantenido en la consecuencia a los principios. No es que no se reparara, porque yo creo que el Haciá el socialismo está cargado de doctrina, vamos, dentro de lo que es la doctrina de estos partidos, también. Pero, claro, no es que se abandonara eso, pero yo creo que sí que había una interpretación bastante flexible y bastante....

Sin embargo el lenguaje era muy extremo, los documentos seguían utilizando términos muy extremos, ¿había cierta incoherencia entre la política cotidiana y la elaboración teórica, o era simplemente una forma de mantener viva la llama revolucionaria?Núms. 221-264.

- J.A.A.: En todo caso habría que aclarar que entendíamos por lucha revolucionaria, porque no es exactamente, que nosotros pretendiésemos, o desconociésemos que ése era un proceso de consolidación democrática, o de conquista de la democracia y de una democracia formal y por tanto burguesa, nosotros sabíamos que era eso. Sin embargo, sí admitíamos que

ese proceso, es decir, que la forma en que tú lo hicieses.... podría ser de una forma revolucionaria, o de una forma, digamos, inconsecuente para un partido comunista. Entonces, la transición estuvo llena de ejemplos en donde el PCE, que era, digamos, el referente casi general ¿no? para toda la izquierda, el PCE actuó con mucha prudencia durante la transición, a veces con exceso de prudencia ¿no?, desde la perspectiva de los que estábamos al otro lado.
[interrupción].
Te decía, que el PCE durante ese período fue muy prudente, yo no sé valorar ahora y nunca me paré a hacerlo tampoco; entonces, no lo sé con certeza, si toda esa prudencia era necesaria, pero muy probablemente para..., desde luego para la transición hasta donde llegó, era lo más conveniente ¿no?.
Nuestra idea era bueno, lo que nos encontrábamos muchas veces era que, acciones,
acciones políticas que en nuestra opinión, fortalecían la conciencia de las masas, por tanto su politización y su organización, el PCE las echaba hacia atrás; había de todo tipo: había desde manifestaciones -yo recuerdo una, convocada por la Junta Democrática, que la disolvió el PCE por propia iniciativa, habiendo sido convocada por la Junta Democrática, porque algunos se habían opuesto, tenían resistencias dentro de..., no exactamente de la Junta, sino de sectores aledaños ¿no?, de partidos que no estaban en la Junta, pero que eran socialdemócratas y no sé que-, bueno, entonces, éstos estaban temerosos y entonces el PCE echó para atrás la
manifestación. Este tipo de acciones y también o lo que a nosotros nos parecía una
actividad muy poco consecuente de apelación a las masas y de su organización y tal, era lo que distinguía para nosotros, la consecuencia revolucionaria de la no consecuencia revolucionaria, y la lucha revolucionaria de una lucha inconsecuente. No tanto el objetivo, que todos perseguíamos lo mismo, en principio: la ruptura democrática, pero una ruptura democrática... que en la ruptura democrática, plenamente burguesa en la concepción política de la izquierda, pero que podía abrir, según estuviesen movilizadas las masas, podía abrir perspectivas de cambios sociales más profundos o menos, en función de como se hiciese. Entonces, ésta era la idea de que nosotros manejáramos conceptos como lucha revolucionaria y tal, no porque pensásemos que ahí, en esa ruptura, era el camino a la dictadura del proletariado inmediato, no.

¿Igual que hay un cambia de estrategia política entre 1974 y 1975, ideológicamente también hay variaciones?, ¿se pueden establecer etapas?Núms. 283-310.

J.A.A.: Yo creo que hubo cambios ideológicos, a lo mejor no tan sonoros como los cambios de estrategia política, porque no nos obligaba a hacer un cambio tan Pero, por ejemplo, yo..., el partido cuando se definía, en principio, cuando yo entré, era un partido marxista, leninista, stalinista, pensamiento de Mao Zedong, o sea, todos los santos estaban allí, en la cabecera.
Yo recuerdo que, cuando nos unificamos con el PCE(u), un tema de polémica y además, que obligó -a mí en concreto- a una intervención en la Asamblea de Unificación, fue que nos desprendíamos del stalinismo, hasta cierto punto. No tanto, no necesariamente, de los principios stalinistas -o, bueno, habría que ver que se entiende por principios stalinistas-, pero vamos, pero se hacía una critica a la tradición stalinista, se consideraba a la Unión Soviética como un país,
digamos, no socialista. Esta critica a Stalin, que los maostas tampoco habían hecho necesariamente ¿no?, pues, el PCE(u) no la admitía, no la admitía fácil. Entonces, cuando nosotros criticábamos que Stalin había tenido una concepción equivocada del socialismo: fundamentalmente, había pensado que el socialismo ya estaba en las etapas transitorias, había disuelto la lucha de clases por decreto y por tanto convertía a toda persona discrepante en un enemigo exterior y en un espía de la patria socialista, pues que era una posición totalmente equivocada, que su concepción era rigida, burocratizada del partido, que... etc. , etc. Toda una crítica que no era exactamente, sólo, al stalinismo, sino yo creo que era a lo que había sido la experiencia de la Unión Soviética, como el país de la construcción del socialismo. Eso nos forzó a discusiones.

Como nos forzó a discusiones, después, en el caso de la unificación con la ORT, la definición que hacíamos del pensamiento de Mao Zedong. Sí, se consideraba la influencia del pensamiento de Mao Zedong, pero, también se consideraba muy distanciada, es decir, era una enseñanza que había que aprender de ella ¿no?, pero nos parecía que lo más importante era ser..., nos definíamos como marxistas y aprender de la experiencia del leninismo o de los principios de la estrategia política de Lenin. Y que de Stalin había muy poco que aprender y de Mao Zedong había que recoger experiencias, pero muy alejadas, respecto a una realidad muy distinta.
En el caso con la ORT es más difícil que te precise; así como en el caso con el PCE(u), te puedo decir que el tema de Stalin fue un tema de discusión, porque efectivamente no lo admitían, en el caso de la ORT es más difícil ¡eh!; porque realmente, la lucha fue una lucha de relaciones, no era tan claro, porque era hacer que el discurso doctrinal no estuviese plagado de citas, o de giros, o de tal; hacerlo, digamos, de una forma más, si se quiere, más creativa o más propia ¡eh!, o no, o remitirse doctrinariamente a las fórmulas ya consabidas: pensamiento Mao Zedong. Evidentemente, en esa lucha, era una lucha de relaciones propiamente, porque el matiz este de: hay que aceptarlo de una forma más creativa, era muy difícil de ponerlo en un papel, entonces era una lucha de relaciones y que no salió a gusto de ninguno, me imagino, sino a gusto intermedio; pero ahí había un problema, vamos, un cambio de definición ideológica.

Yo cuando entré en el PCE(i), [éste] era de lo más... era mucho más rígido ideológica-mente y al final era un partido mucho más flexible, ideológicamente y además, eso se manifestaba en la estrategia política y la estrategia política a la vez influía en la definición ideológica. La misma posición ante la Joven Guardia Roja, ante las drogas, o ante eso, reflejaba..., o nuestra posición ante el problema nuclear -que eso nos llevó a una discusión con la ORT, central-, en fin, posiciones de estas..., frente al ecologismo mismo también, ya no solo ante el problema nuclear, -también fue un motivo de discusión con la ORT-. Este tipo de sensibilidad, que yo creo que entonces era más abierta (evidentemente, claro, soy parte y por tanto puedo ser parcial), pero yo creo que se alimentaba de una definición ideológica más flexible. Y a la vez contribuía a que no hubiese problemas, aunque se criticase en una Asamblea a Stalin, nadie se echaba las manos a la cabeza.

¿,En la discusión sobre el ecologismo y el pacifcsmo, cuáles eran los argumentos de la ORT, para no aceptar los vuestros?

- J.A.A.: Me acuerdo muy bien de lo del problema nuclear y no sé si sirve para generalizarlo. Lo del problema nuclear era básicamente, un problema de definición del modelo social; ellos tenían una posición mucho más rígida en todas las cosas: en la Unión Soviética había centrales nucleares, en China, no sé si hay, pero imagino que también puede ser que haya, entonces no veían motivo para que eso se cuestionase. Y, por otra parte, tenían la visión de que el socialismo indica el progreso de la humanidad. Entonces, que la central nuclear era un progreso de la humanidad. Entonces, nosotros les hacíamos ver que nosotros no estábamos en contra de la energía nuclear, que eso era una tontería, estar en contra de la energía nuclear, como de la energía solar; de lo que estábamos en contra era de una utilización determinada de la energía nuclear que eran las centrales nucleares y el modelo de sociedad que comportaba. De una sociedad, primero, por el hecho del riesgo que comportan, por el hecho del riesgo que comportan las sociedades son mucho más vigiladas, son mucho más concentradas y centralizadas en la producción, se basan más en el consumo energético abusivo, etc., etc.
Nosotros nos cuestionábamos el modelo social que comportaba un desarrollo de la nuclearización, de las centrales nucleares. Entonces, eso es en lo que ellos tenían una visión mucho más cercana a la industrialización, al crecimiento, a la productividad.... que es el modelo más tradicional del marxismo ¿no?. Y nosotros en eso, pues, recogíamos la parte, por lo menos, de la crítica que hacía el pensamiento ecologista, o el pensamiento feminista, o el juvenil. Y lo mismo pasaba en el caso del movimiento juvenil, ¿no?, de hecho, yo creo que la ORT nunca Regó a tener juventudes, como el E. Y la Joven Guardia Roja era, dentro de lo que cabe, tenía unos márgenes de definición estratégica, bastante amplios para su acción en la juventud, después, evidentemente, coincidían en la estrategia política general y por otra parte, era un partido muy centralizado, como todos los demás de la extrema izquierda; pero yo creo que aprovechaban muchos márgenes, para definir posiciones políticas ante problemas específicos de la juventud.
¿Crees que las ideas que se gestaron en el mayo de 1968, llegaron a influir en el PTE?
FIN DE LA CARA "A" DE LA CINTA I. CINTA 1, CARA "B".
-J.A.A.: Yo creo que no, el partido fue en eso bastante, siempre fue bastante obrerista,
el E. Y el mayo de 1968 era en definitiva, además de ¡hombre! en algunas cosas sí
coincide, porque evidentemente es una corriente que no solo es el mayo de 1968, sino también pues... el movimiento ecologista tiene sus conexiones con lo que es, pues, desde la posiciones de Marcuse y todo esto, pero realmente, yo creo que la influencia es mínima. Sobre todo pesaba mucho el obrerismo, entonces... no..., ni siquiera..., yo nunca creo recordar que nadie elogiase al Che Guevara, por ejemplo, que es, digamos, el símbolo tal. vez, del revolucionario aventurero de la revolución del sesenta y ocho ¿no?. Yo creo que eso no; se miraba con mucha distancia, igual que a Fidel Castro y la revolución cubana.

¿Y con los grupos italianos, como Lucha Continua, o El Manifiesto, tampoco hubo contactos ni relación?

- J.A.A.: Que yo sepa, no. Que yo sepa, no. Lo que sí es cierto es que algunos sí lo seguimos con interés ¿no?. Pero éramos..., pero éramos..., pero a nivel particular, o por la formación también, o lo que sea ¿no?. Pero realmente, yo creo que no. Las conexiones
internacionales del partido eran mínimas que yo sepa, y bastante y tampoco con una línea
muy clara, más bien se trataba de hacer que, es decir, estaba bien visto todo aquello que recogiese o se hiciese eco de que existía el PTE, porque la situación era así ¿no?. No creo que hubiese una línea internacional clara.
¿Crees que hubo algún teórico que ejerció una influencia permanente?

- J.A.A.: Yo es que creo que la mayor parte del Comité central, si lo recuerdo, yo creo que pocos habían leído a Marx y muy pocos habían leído a Lenin. Era la práctica política y bueno, una tradición, que es una tradición de partidos donde el leninismo figuraba. Yo creo sinceramente que, ¡hombre! siempre había dirigentes que se habían leído a.... las obras fundamentales de Lenin, por lo menos. Pero, a mí me da la impresión de que no, no había..., no había una posición adoptada a base de haberse estudiado lo que significaba aquello.

¿Podrías destacar algún elemento político o ideológico sustantivo que identificara al PTE y lo diferencie del resto de los partidos situados a la izquierda del PCE?

- J.A.A.: Yo crea que el activismo era uno. El partido siempre le dio mucha importancia a eso, al activismo político. Y yo creo que también, la flexibilidad en la definición de la estrategia política, era una caracter stica, yo creo. Yo creo que el resto de los partidos no eran, no tenían esa flexibilidad. Ya, ¿cuales son las razones que hicieron eso?, yo no lo sé. Me imagino que habrán influido mucho, dirigentes a lo largo de su proceso de formación, que en definitiva son los años setenta ¿no?, pero tampoco sé exactamente sí es esa la razón. Pero yo creo que esa flexibilidad nos distinguía. No había un problema en donde realmente, en principio, se supusiese que no había porqué estudiarlo, para tomar posición sobre él. Estudiarlo para tomar posición propia, después, eso sí, en el Comité central, para ser sincero, había muchísimas posiciones doctrinarias, dogmáticas, como me imagino que en todos los partidos, etc.. Pero no era difícil el plantear un problema y que ese problema fuese acogido para su estudio y para la toma de posición del partido; y yo creo que, me imagino que habría oportunismo político también, pero creo que no era exactamente que dominase un oportunismo político, sino que había voluntad de adaptarse a la situación del momento. Y entonces, yo recuerdo por ejemplo, por ponerte un caso, Luis FERNANDEZ GALIANO, que militó en el partido, era arquitecto, que llevó alguna parte de las ponencias y de la defensa de la posiciones más de carácter ecologista, por ejemplo, pues es un ejemplo ¿no?. Te pongo el caso de esa persona que era escuchado, y de hecho pertenecía al Comité central durante un tiempo, era escuchado, y vamos, en la medida que era una persona que reflexionaba especialmente sobre ello y que era sensible a tal y que podía transmitirnos adecuadamente el pensamiento ecologista, era una persona a la
que se admitía y muchas de sus posiciones eran integradas en la estrategia política del PTE, sin mucha resistencia y aún siendo una persona de activismo reducido.
¿La idea de la violencia revolucionaria estuvo cercana a la realidad del partido, o era sólo un recurso verbal?Núms. 63-86.

J.A.A.: Mira, en el partido, cuando yo entré, a mí algunas de las cosas que me sentaban
peor del partido eran:
Una, el propio doctrinarismo que todavía existía y además es mayor cuanto más abajo vivas. Yo, después, mi experiencia fue, que era más fácil lógicamente, (bueno, no tiene que ser lógicamente, no con todos, pero vamos) escuchar un buen interlocutor en órganos más de dirección que en los órganos de abajo. Pero..., eso primero, eso me molestaba mucho.
La segunda cosa que me molestaba mucho es, que se asociaba el activismo con una visión un tanto viril de la acción política ¿no?. Entonces, se premiaba mucho y bueno, era una especie casi de orgullo en las primeras manifestaciones, llevar un coctel molotow, era una especie de demostración de tu carácter revolucionario; yo eso siempre lo entendí que era una tontería. Y... no sé si eso impregnaba a otros partidos, desde luego al PTE lo impregnaba. Es decir, que muchas veces la consecuencia revolucionaria era llevar las cosas al riesgo personal e incluso al ejercicio de esa violencia, que siempre era una violencia de tipo más bien defensivo que
¡eh!. Nunca se confiaba en el terrorismo, ni en los atentados, ni en la violencia ofensiva, por decirlo así, pero sí en que si la policía atacaba pues, había que defender la manifestación, que si..., que si te intentaban detener y le dabas dos guantazos al policía, pues era una demostración de tu radicalismo, etc., etc.; o sea que era un tanto inofensiva esa concepción de violencia, pero
sí estaba, sí estaba así, de ese modo. Yo creo que, casi te podría decir que, yo creo
que estuvo casi hasta el final ¡eh!; más al principio, cuanto más clandestina era la cosa, más, que al final, pero yo creo que estaba hasta el final. Y por tanto, que en vez de hacer una huelga, proponer un día de huelga, quien proponía dos, muchas veces, pues parecía que era más consecuente en su carácter revolucionario; yo creo que ese tono un poco infantil, pues, sí estaba en la militancia, a mí me da la impresión que sí.

¿Cuando el PTE en 1977 se decanta claramente hacia el objetivo de influir, participando en las elecciones e interviniendo en la vida democrática, era consciente que esa participa¬ción en la política cotidiana iba a implicar recortar, o reducir la pureza de los principios revolucionarios?Núms. 92-104.

J.A.A.: Yo creo que nunca se pensó que eso tuviese que recortar los principios
ideológicos. Más bien, lo que se pensaba era, que era una forma de lucha, o sea, de llevar de
determinado modo los principios ideológicos, que eso obligaba a que..., pues eso, ir a un paso
por delante de las masas, pero no a dos, que quedes solo; entonces, eso obligaba a adaptar tus
principios ideológicos que podías mantenerlos y tu estrategia política, pero digamos, que la
táctica política tenía que irse adecuando paso a paso a lo que podía ser viable en cada momento.
No creo que hubiese conciencia de que se abandonase nada en concreto ¡eh!. Y de hecho, yo
creo que se participó en las elecciones -antes te lo decía- con la máxima ingenuidad y pureza, en el sentido de que se confiaba en que era un modo más de lucha desde los principios que uno había mantenido siempre.
¿Sigues pensando así, que es posible compaginar una participación política reivindicativa, cotidiana, con unos principios muy rupturistas, principios de transformación del mundo?Núms.

- J.A.A.:
Yo creo que..., no sé que decirte, porque... el problema es que antes..., donde yo sitúo la ruptura no es en que ahora.... crea que la práctica política necesariamente te lleva a la transacción y antes no, yo pensaba antes también, que te lleva a la transacción, lo que pasa es que la transacción me parecía que se podía hacer manteniendo unos principios, o sea que no era incompatible. Y yo eso lo sigo pensando. Lo que pasa es que, la diferencia fundamental, yo creo, es que antes pensaba que los principios podrían ser alguna vez realizables, no necesaria-mente que lo viese yo, pero digamos, que en una perspectiva histórica uno los veía, ¡no como referentes más o menos utópicos!, sino como unos principios que te obligan a una consecuencia política, porque estás caminando hacia ellos. Tal vez esa secuencia de razonamiento es la que se haya roto. Yo, probablemente haya cambiado mucho en las formas de pensar respecto a muchos de los principios, ¡no?, por supuesto. De todos modos, creo que muchas veces ese cambio en los principios..., si se analizan en profundidad no son tales cambios.
Es decir, por ponerte el caso, la dictadura del proletariado; si alguien dice ahora: la dictadura del proletariado, pues lo miran con cara rara. Yo creo que en el sentido que entonces la entendía, que es un sentido político más teórico que aplicado a la dictadura, y que yo creo que es además, como la formuló Marx, -no se inventa nada-, no me parece..., no me parece una idea peregrina, ¿entiendes?, -en el momento en que se planteó-. Otra cosa es que tú dices, no es una idea peregrina, pero no es realizable: ni es realizable, ni el proletariado existe ya como una clase definida, tal, W. Pero lo que parecía claro es que en el contexto teórico en que Marx lo planteó, que era: todo Estado supone un partido de dictadura y que todo Estado tiene carácter de clase, la consecuencia lógica es que, si hay un Estado construido por el proletariado, eso es una dictadura del proletariado. Ya después, que eso tome la forma de partido único, que no admita las libertades políticas, que no haya elecciones..., todo eso son añadidos que no tienen nada que ver con el marxismo, lógicamente.

¿Qué papel cumplieron las elecciones de 1977 y de 1979, cuál es tu valoración sobre las expectativas que los militantes y el partido ponen en ellas?Núms.

- J.A.A.: En las primeras realmente nos presentamos, pues por estar presentes en la vida política y sobre todo porque, digamos, el proceso de reforma se había hecho de tal modo que se había marginado a fuerzas políticas, entonces nos parecía casi obligado.
Nos presentamos como el Frente Democrático de Izquierdas, este. Con mucha inexperiencia en la actividad política, tratando de convertir las acciones electorales prácticamente en mitines. Y los resultados... yo no recuerdo que hubiese una especial decepción en los resultados del FDI. No era conocido, no estaba asociado a una práctica política determinada,

todavía estaba sin legalizar, aunque en los mitines hablabas de los partidos y W. Yo en aquella campaña fui candidato en Madrid, por el FDI.

¿Puedes darme algunos datos sobre quienes hicisteis la campaña electoral y cual era la asistencia a los mitines?Núms. 155-176.

- j.A.A.: Pues el caso es que eran bastantes, sí iba bastante la gente a los mitínes. La campaña electoral en Madrid la hicimos, yo creo que cinco personas, cuatro o cinco personas, una era Joaquín ARAMBURU, que entonces era el Secretario general del Comité de Madrid, otra era Sacramento MARTI, otro era Manolo MARTINEZ AZANA, éste no era del partido - en el FDI había gente que no era del partido-, éste pertenecía, yo creo, a Acción Republicana (y es un sobrino de Azaña); el cuarto era yo y después, a eso se añadía el del Comité local donde hacíamos el mitin, o si por ejemplo, era en Villaverde, pues el de Standard. El caso es que a esos mitines, la verdad es que iba bastante gente.
En VíIlaverde, recuerdo, podía haber 800, 900 personas.
En el caso de Alcalá de Henares, pues podían ser 600.
Un mitin feminista, -bueno para las mujeres-, que hicimos en el Retiro, en la «Chopera», pues podía haber 400.
No sé, este entorno, entre las 300 y las 1000 personas.
Hicimos también uno en la Plaza de Vista Alegre, en Carabanchel, pues también habría eso, las 1000 personas.

En 1979 hicimos una campaña mucho más meditada. Yo entonces me parece que estaba procesado, yo no sé si en 1979 fui candidato o no, pero no recuerdo haber participado en mitines, o sea que es probable que no haya sido candidato yo y si era, debía ser el dieciséis o el diecisiete, porque en 1977 era el quinto o el cuarto.
Pero independientemente del puesto que tuviese, desarrollaba una labor muy central, en las otras no. Pero en cambio, hice, con un equipo -y quedamos muy contentos además, aunque no sirvió de nada- la campaña de imagen y de publicidad del partido y de propaganda y W. Y entonces, pues intentamos adecuarnos mucho a lo que era la campaña electoral y yo creo que los carteles eran unos carteles muy bonitos y con un mensaje yo creo que bueno la idea del
eslogan me parece que era AIRE FRESCO AL PARLAMENTO, VOTA A UNA IZQUIERDA
DIFERENTE. Entonces, la idea era esta: gente distinta que viene no necesariamente de
ninguna corriente ya establecida, eso es «aire fresco» y una izquierda que practicaba una política diferente. Bueno, pues ésta era la idea. Y nosotros confiamos en que también tuvimos, creo, mitines con bastante presencia y yo creo que se creó la imagen de que, ¡no íbamos a sacar mucho! desde luego, pero, que sí, algo se iba a sacar..., en algunas zonas, tal vez en Sevilla, Madrid se consideraba muy difícil, pero a lo mejor Cataluña.... No recuerdo exactamente, pero se pensaba que se podía llegar a tener alguna representación parlamentaria, por mínima que fuese, de dos o tres parlamentarios, de este tipo, no más.

Los resultados electorales, pues fueron, en este sentido, muy desalentadores. L.a verdad es que, los resultados fueron bastante pobres y no se correspondían con la receptibilidad que aparentemente había respecto al mensaje. Yo creo que ahí, evidentemente, no controlábamos mecanismos que funcionan a la hora de la elección y a la hora de depositar el voto y a la hora.... Y por tanto fue un chasco político que, yo creo que aceleró el proceso de disolución.

Yo creo que en el proceso de disolución influyeron varias cosas: primero, un cierto cansancio de la dirección, en mi opinión y un cierto..., yo creo que se llegó a la unificación con la ORT, ya con ese grupo humano cansado. Yo creo que el caso de Eladio GARCIA CASTRO, estaba absolutamente con ese cansancio personal. En segundo lugar, una... una falta de claridad estratégica, en el sentido de que, bueno, ¡muy bien!, cada vez admitimos más corrientes distintas, pensamientos distintos, ecologismo, feminismo, tal... bueno, pero, ¿qué modelo de sociedad estamos proponiendo? o ¿qué...? criticamos a la Unión Soviética, pero que..., esa respuesta, que yo crea que todavía está sin resolver, pues no se tenía. Entonces, claro, para un partido que es un partido finalista, en el sentido que tiene un modelo de sociedad, una doctrina y no sé que, eso era un flanco y un motivo de desaliento grande. Es decir, caminar sin muletas es muy difícil. Y entonces, yo creo que eso se notó. Esto es un segundo factor. Y el tercero es que, en la táctica política, había la manifestación clara de que no dominábamos las claves de la acción política, en una sociedad en que actúa normalmente el Parlamento y en segundo lugar que no teníamos la confianza de la gente para hacer esa labor. Por más que, en muchos casos, durante toda la etapa anterior, en previsión a 1979, nosotros desde 1977 a 1979 empezamos a hacer una labor de política, podríamos decir así, en positivo, es decir, hacer propuestas, hacer recomendaciones, el plan alternativo para el diseño del plan energético, el no sé que..., es decir, hacer ver que además de criticar podíamos también construir, pero claro, es un mensaje que para nosotros era un esfuerzo y de hecho trabajaban muchas comisiones en distintas cosas, pero después no se llevaba a la gente, la gente no tenía esa condición.

¿Entonces, la unión con la ORT es una salidla de última hora, una forma de salvarse?

- J.A.A.: Yo te digo, sinceramente: yo creo -y habrá pocos que..., a lo mejor había alguno ¿no?-, pero yo creo sinceramente, que no se fue a la unificación creyéndose que esa unificación era un mecanismo natural que se producía por homogeneidad, por tal..., sino una salida de decir, bueno, no caben dos, vamos a ponernos uno, a ver si uno solo puede. Y de hecho se desconfiaba, se criticaba y hasta se ironizaba sobre los de la ORT, por este carácter curil que tenían y no sé que.
De modo que no había..., ellos no tenían crédito moral ninguno con respecto a nosotros, crédito moral o crédito .... moral sí, quiero decirte, crédito político como dirigentes de un partido, no tenían ninguno. Y yo creo que nosotros para ellos tampoco, probablemente. O sea que, una unificación muy oportunista en ese sentido, hecha sin ningún tipo de.... Yo creo que nadie se la creía, realmente. Y de hecho, las reuniones del Comité central eran desesperantes después de la unificación ¿no?, porque cada problema que salía, era un problema a discusión y lo que había era como una especie de,.. no sé..., de... cerrar el círculo del grupo, unos contra otros y con muy poca permeabilidad. Ahí actuaban los dirigentes con un cierto sentido común,

para intentar llegar a situaciones promedio ¿no?. Pero, realmente, incluso la gente que pertenecía al Comité central desconfiaba absolutamente de la ORT, de su capacidad de análisis político, de su orientación anterior; reconociendo, eso sí, vamos, por lo menos yo y yo creo que buena parte, que se trataba de gente también progresista, honesta y tal, pero que estaban equivocados y que se consideraba que estaban absolutamente equivocados, y yo creo que ellos también lo pensaban de nosotros, pensaban que nosotros estábamos totalmente desviados y que íbamos por un camino errado.

¿La situación ideológica de los dos partidos, en el momento de la unión, es de desfonda-miento ideológico, o hay diferencias entre ambos partidos?, ¿crees que la ORT mantenía más la fuerza de los principios?

- J.A.A.: En apariencia, desde luego. En la realidad no sé, pero en la apariencia, desde luego. Yo creo que estaban, no voy a decir tan frescos como el primer día, pero estaban en sus trece. O sea, que yo no crea.... Había gente ¿no? que hablabas con ellos, sobre todo en sectores profesionales, que a lo mejor yo podía hablar con ellos sin necesidad de ser representante del PTE, representante de la ORT, en esos, sí veías receptibilidad y te decían que estaba bien y W. Pero yo creo que era un partido más centralista todavía que el PTE, un partido muy así, muy de doctrina.

¿Con quién negociasteis las bases ideológicas?

J.A.A.: Yo creo que en el Comité en que estaba yo, estaba Emiliano ESCOLAR, me parece, que estaba por parte de la ORT, participó alguna vez también, creo que Manolo GUEDAN, pero yo creo que el que llevaba la parte ideológica era Emiliano ESCOLAR.
¿Sanroma estuvo más bien ajeno, no?

- J.A.A.: Yo creo que tanto SANROMA, como Eladio estuvieron... y yo creo que hicieron bien. Ellos decidieron la unificación, pusieron en marcha los comités, o comisiones, como se llamasen, que elaboraban las bases y se reservaron; y yo creo que hicieron muy bien, para no entrar en el conflicto que en cada una de las comisiones tuvimos que librar. Yo creo que en eso lo hicieron muy bien.
Y yo creo que SANROMA... tuvo una actuación, en general, te lo digo para valorar a alguien que era de fuera, yo creo que bastante sensata, conciliadora y permeable; yo creo que él se creía más la unificación, tal vez, que muchos del Comité central, empezando por mí mismo, que no me la creía. Creo que él actuó con bastante sinceridad, yo no tendría ninguna crítica posible para hacerle, más que, que yo hay cosas con sus posiciones que no estaba de acuerdo, pero vamos, eso es normal. Pero en cambio, creo que tuvo una actitud bastante positiva, bastante colaboradora.
Liana la atención ver que, con una cierta cantidad de recursos humanos y con cierta capacidad organizativa en ambos partidos, la unificación destruye lo que había,

¿es el estado de desfondamiento ideológico de los miembros de los comités centrales lo que desencadena el proceso?

- J.A.A.: Yo creo que sí, que efectivamente. Yo creo que se llegó a la unificación en un proceso ya de desfondamiento. Y yo creo que donde se manifiestan las tres cosas que antes te he dicho, como mínimo. Yo no lo pensé, pero me parece que esas tres son desde luego, para mí claras. A lo mejor hay alguna más.
Desde luego había falta de claridad respecto a los principios, al tipo de sociedad que se quería y por tanto faltaba una visión de largo plazo.
En segundo lugar, yo creo que hay desilusión por los resultados políticos.
Y después, creo que hay en las personas, desgastes personales, en personas que eran claves y que eran importantes, y en otras falta de adecuación, también, a las nuevas formas organizativas.... No sé, yo creo que estas cosas marcaron mucho.

De todos modos, una cosa que antes no te dije y que yo creo que es importante, como diferencia, y que creo que distinguía al PTE, es su preocupación por el tema sindical, que antes no te lo comenté y que lo diferencia mucho desde luego de la Liga, del MCE, e incluso también de la ORT. Aparte, eso le da ese carácter obrerista que antes te decía, pero también por otra parte, le da una experiencia alta en la lucha sindical y de hecho cuando se disolvió el PTE, en algunos casos siguieron las organizaciones sindicales; en Galicia siguió la CSUT, que después se transformó en la CX-CGA y que todavía está ahora como sindicato, unificado con el sindicato de la INTA del Bloque Nacionalista Gallego, o sea que la actividad sindical tenía una se
le daba bastante importancia, yo creo que había buenos dirigentes sindicales en el partido. Y eso también, tal vez, nos diese esa flexibilidad a la hora de operar en la estrategia política.... En las diferencias, antes no te lo señalé y sí creo que es una diferencia. ¡Hombre!, ORT también tenía una base obrera que no era despreciable y que además provenía de los grupos estos católicos ¿no? y W. Pero yo creo que el partido desarrolló, primero una estrategia sindical y tenía dirigentes sindicales muy destacados y desarrolló una estrategia sindical con cierta, autonomía, respecto a otros partidos y creó sus propias organizaciones, para dar pie a esa..., vamos, para sustentar esa acción política. Y después, que además llamaba la atención ese hecho, que una vez disuelto el partido, sin embargo siguen las organizaciones sindicales.

¿En relación con el final, se toma la decisión de disolver, o más bien se produce la disgregación?

- J.A.A.: Yo creo que hubo una reunión -lo que pasa es que el otro día, hablando con Enrique [PALAZUELOS] no nos poníamos de acuerdo donde era, donde había sido, yo tengo idea que fue por Velázquez, por ahí, por esas calles-, yo creo que hubo una reunión, que sí.
FIN DE LA CARA "B" DE LA CINTA I. CINTA II, CARA "A".

- J.A.A.: Yo creo que sí hubo una reunión, lo que pasa es que creo que fue del PTE sólo, aunque ya estábamos unificados. Creo que hubo una reunión clandestina entonces, ¡claro, porque era sólo de la parte del PTE!, que creo que decidimos disolvernos, sí. Yo eso tengo el recuerdo, recuerdo una reunión conflictiva y yo tengo el recuerdo de esa reunión y la sala donde se hacía. Lo que pasa es que el otro día Enrique me decía que había sido en no sé que sitio y yo no me
acordaba que fuera en ese sitio Creo que era primavera, pero no te puedo decir con certeza.
En febrero de 1980 se publica el documento, Una fuerza para una nueva civilización, de Eladio García Castro y Enrique Palazzuelos, que origina una fuerte polémica, ¿es por entonces cuando se agudizan los problemas?

- J.A.A.: La decisión que se tomó, en realidad fue una decisión bastante abierta:, en el sentido de decir, bueno, las organizaciones que quieran que continúen, pero se disuelve el partido como grupo. Quien quiera continuar, continua. Y ahí, el problema que se planteaba es un problema de cómo los fondos y los recursos y no sé que..., y eso dio origen a más disputas que el documento este que tú dices, el documento que tú dices, que yo sepa, no dio origen a disputas, ¡entre el PTE!.
Lo que pasa es que después, lo que sucedió fue lo siguiente: que cuando nos disolvimos... Eladio ya en la última etapa, en mi opinión, estaba muy desgastado, personalmen¬te. Yo creo que él estaba incómodo, imagino que estaría con poca ilusión o defraudado por los resultados y también yo creo que él pues, digamos, en el horizonte de sus perspectivas
personales no estaba tan implicado como estaba... como antes y yo creo que Eladio tuvo actitudes no muy..., más propias de una persona cansada ¿no? y entre ellas, una de ellas, en esa incertidumbre, en ése no saber exactamente hacia donde ir, pues se dijeron muchas cosas sin pensarlas ¿no?. entre otras muchas que se dijeron, una fue la de convertir el partido en una especie de partido radical, coger el partido radical italiano como modelo; esa..., digamos, una de las cosas que motivó crítica a ese documento que tú dices, es por esta razón, no por otra. Porque entonces, cuando se disolvió, hubo quienes pensaron que es que lo disuelve porque quieren formar un partido radical, ¡ese es el motivo de la discusión, no el documento en sí!, el documento, que yo sepa... yo, vamos, a lo mejor estoy equivocado y resulta que a mí no me llamó nada la atención y a otros... El recuerdo que yo tengo no es que se discutiese ese documento, sino que lo que sucedía es que se pensaba que había una maniobra en la disolución, concerniente a formar un partido radical, y entonces Eladio en vez de decirlo abiertamente, lo hacía ocultamente con algunos.
La decisión que se tomó efectivamente, yo creo que se tomó en un sentido así muy abierto, cada organización... ya se había federado mucho el partido, se le había dado cada vez más peso a los comités de cada una de las nacionalidades; por el tema autonómico, se le había dado bastante atención en el partido.
De hecho, en esta labor que te decía antes, de hacer propuestas y ser constructivo, el partido ¡es uno de sus activos!, el partido, cuando nadie decía lo de la Comunidad de Madrid - yo estaba entonces en el Comité de Madrid-, fue el primero que hizo la propuesta de que Madrid

construyese una Comunidad Autónoma propia, que no se uniese con Castilla-León ni con Castilla-La Mancha. Entonces se proponía que se formase una Comunidad de todas las Castillas; había otros que proponían Castilla La Nueva, Castilla La Vieja y entonces en Castilla La Nueva iba Madrid; entonces, digamos que la posición del partido fue, una posible Autonomía para Madrid, que era contraria a la que todo el mundo mantenía entonces y que demostraba eso, que se trataba de ofrecer alternativas y dar esa imagen. Pero vamos, esto venía a cuento de otro tema.

¿Cómo se resolvió la cuestión de las finanzas y los créditos pendientes por las elecciones, se creó algún equipo que resolviera esos asuntos, una vez disuelto el partido?

- J.A.A.: Yo creo que ahí no se actuó responsablemente ¿no?. Lo que pasa es que el tema de finanzas realmente, siempre fue un tema oscuro en el partido, porque además de las cuotas y de la financiación obtenida por créditos, pues había otro tipo de financiación... digamos, obtenida por otras vías ¿no? y no siempre vías legales, de modo que era un poco... razonable que no hubiese transparencia en las cuentas. En ese tema nunca hubo capacidad de controlarlo.
Pero lo cierto, donde se planteó el problema, fue fundamentalmente en el hecho que para las elecciones se habían pedido avales para créditos, que afectaban a personas con pisos y demás y ése fue el tema ¿no?. Yo creo que eso se dejó así, colgando y realmente no se le dio solución y claro, eso dio pábulo a todo tipo de rumores... ¿yo creo que odios?..., yo me fui encontrando en distintos sitios con gente afectada, -yo no estaba afectado por ese tema, entre otras cosas porque no tengo piso, no lo tenía, ni lo tengo-, pero me encontré con gente que lo estaba y la verdad es que no le vi ningún tipo de odio contenido ¿no?, me imagino que lo habrá pasado mal en el período de los dos años siguientes, o tres que tuvo que hacer frente, pues al Banco, a lo que sea. Y de hecho se formó, yo recuerdo y yo participé en una especie de colecta, una cosa así, para conseguir suavizar la situación de esas personas.
Ahí, por parte de la dirección, de los responsables de finanzas, hubo... digamos, se continuó en ese mutismo y en ese silencio y no se hizo con claridad.
Yo creo que las colectas era una solución aceptable. Y después, el hacer clara la situación profesional de personas que habían estado liberados por el partido. Para la gente que tenía una profesión, como era mi caso, o que no estaban necesariamente liberados, dedicados a eso, pues realmente, el coste de disolver el partido era exclusivamente como, digamos, como horas que has dejado ahí, o ideas, o ilusiones, o lo que sea ¿no?, pero había gente que sí que vivía del partido ¿no?, no mucha, pero había gente. Y entonces, el no clarificar esa situación, pues yo creo que en lugar de ayudar a hacer las cosas bien, pues yo creo que se ayudaron a hacer mal. Y yo creo que ahí..., yo particularmente no estoy muy satisfecho de como se hizo, no afectándome en nada personalmente, ni eso, y suponiendo la mejor buena fe en todos y que nadie se enriqueció, porque además, yo creo que no había para enriquecerse, pero en cambio permitió que hubiese rumores, que hubiese..., la gente quedase afectada, en fin, W.

¿En esa última reunión que mencionas para disolver el partido, hubo alguna crítica, culpabilizando a algo o a alguien?


- J.A.A.: Yo no creo que hubiese una crítica por los resultados electorales, pero yo creo que sí había un espíritu crítico respecto a la dirección y particularmente hacia el núcleo de entonces de Eladio GARCIA CASTRO y la gente que estaba en ese momento alrededor. Porque yo creo que, te lo decía antes, Eladio y la dirección: porque no estaba sólo Eladio, sino Félix, también Nazario [AGUADO], lo que pasa es que Nazario mantuvo una posición al final, más distante ¿no?, entonces, yo creo que se salvó más de eso, aparte de que Nazario no era tan significado en las tareas de organización.
La crítica provenía fundamentalmente de las organizaciones regionales; ya había habido problemas en relación con la de Cataluña, y con la de Galicia, también con la de Andalucía, en ese juego que hay entre la centralización de la acción política y la autonomía de los comités federales; o sea, ya había habido conflictos, pero sobre todo, yo creo que Eladio perdió un poco, esa tensión necesaria, en los últimos momentos.... Y entonces, pues, lo que hicimos otros, que fue dejar las cosas, pero, claro, en la medida que tienes un cargo de mayor responsabilidad, más se centra sobre ti la crítica. Yo creo que Eladio respondió a una situación de cansancio personal, probablemente y sobre todo de falta de definición, que nos afectaba a más personas, no sólo a él, yo lo entiendo perfectamente. Pero sin embargo, claro, el estar en ese cargo, en ese momento, hizo que se concentrasen sobre esa dirección parte de la crítica. Tampoco era una critica que se plantease alternativas.

¿No surgió en ese proceso nadie que quisiera coger las riendas como nuevo líder?

- J.A.A.: No, pero también te diré una cosa: yo creo que, sin quitarle importancia a la labor de Eladio, Eladio, una de las cosas buenas que podía tener es que era bastante receptivo. Yo no creo que el liderazgo, la imagen de padre sea la adecuada. Lo que sucede es que de pronto, para casi todos se hace evidente el fracaso de la acción política y para muchos se hace evidente la necesidad de una redefinición ideológica y la no existencia de ese marco para la redefinición. Entonces, es ese problema el que evita el liderazgo; nadie..., para tú poder coger la bandera tienes que decir: bueno, es que yo, mirad, os propongo hacer tal cosa. No hay nadie que tuviese claro que hubiese que hacer tal cosa. De hecho en Madrid, después hicimos algunas asambleas, una de ellas en San Blas y con bastante gente de Madrid, pues, para mantener una especie de reunión asamblearia, una vinculación durante la transición política y poder pues...
estar Pero, ¡pero claro, era difícil para un partido que había tenido una definición muy
telealógica, que se sabían cuales eran los fines: mantener la tensión organizativa sin esas definiciones, solo a base de decir, bueno, cuando haya algo... la OTAN o cosas así, pues hacer una acción coordinada; claro eso se disolvió. Después, de hecho, nos encontramos muchos en la lucha contra la OTAN, pero ya cada uno por su lado.

¿Por tanto, no es un vacío de poder lo que genera la disolución, sino que se pierde la perspectiva de cual es la línea política adecuada en la nueva situación?- J.A.A.: Yo creo que ése es el tema fundamental. Y claro, lo que pasa es que en esa
acción, claro, cuando tú eres una organización que necesitas desarrollar tu acción, pero además coordinadamente con otros y las directrices que recibes no son claras o no recibes ninguna, empiezas a desconfiar de esa dirección.

Por mi parte he concluido, ¿querrías añadir algo más?Núms. 161-183.

- J.A.A.: Una cosa que no hemos comentado: yo creo que había mucha ingenuidad también, en la estrategia política, mucha flexibilidad, pero mucha ingenuidad y entonces eso fue dominante ¿no? y durante toda la transición fue dominante, es decir: el no ver las limitaciones de la acción política propia.
Hay informaciones que también podrían serte útil, acerca del perfil personal de los dirigentes.
Lo que sí me gustaría es que también, creo que podía ser útil, que buscases algún dirigente sindical. ¿Tienes a alguien?.... Una persona que estuvo muy en la dirección de la CSUT y que era un dirigente sindical, era Jerónimo LORENTE, provenía de Correos, pero que estaba ya liberado en el sindicato. El vivió la época de CCOO, la separación de CCOO y la formación de la CSUT y te puede dar una opinión. Y siempre estuvo vinculado a la acción sindical.

¿A que te refieres cuando hablas de la ingenuidad durante la transición, a considerar que el número de asistentes a los mitínes se transformaría en votos?

- J.A.A.:
Eso por ejemplo, pero había más. Yo recuerdo, en la transición, llegó a haber posiciones, cuando estaba Suárez, de tratar de negociar directamente con el gobierno, un partido como el PTE, pues era de locos, sin embargo eso se planteó en el Comité ejecutivo. Y eso mismo indicaba una percepción de las fuerzas muy poco acertada ¿no?. Entonces, yo creo que había toda una ingenuidad. Claro, del hecho mismo de que en la clandestinidad tu acción política era una acción política importante, no digo la decisiva desde luego, comparada con la del PCE, pero era importante y era una posición de referencia, sin duda y en algunos sitios pues era más que eso; de modo que esa imagen.
Aquí, en Económicas, claro, que era la Facultad dirigente del distrito ¿no?. Entonces aquí, pues se decidía hacer una huelga, dando las razones, claro, pero decidías organizar una huelga o un conflicto estudiantil y el 80% de probabilidades es que saliese ¿no?. O sea que ¡nos lo proponíamos nosotros!. Entonces, claro, eso mismo.... También es que en la Universidad, ese tiempo coincidió con una disolución del Comité de Universidad del PCE; entonces el PCE estaba muy deteriorado, en la Universidad.
Entonces, bueno, tú percibías esa experiencia y es comprensible, aunque, desde luego, no sea nada acertado, que trasladases eso a después, a tu peso político en la vida del país.

LA IZQUIERDA RADICAL EN ESPAÑA DURANTE LA TRANSICION
A LA DEMOCRACIA

fonte:LA IZQUIERDA RADICAL EN ESPAÑA DURANTE LA TRANSICION A LA DEMOCRACIA

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